Una de las consecuencias esperadas de estos días, es que además de intentar mejorar la situación en la que nos encontramos quedándonos en casa, el tráfico en internet se ha multiplicado y las cifras de las actividades realizadas a través de la red han subido como la espuma.
Las cifras que nos encontramos tanto en Steam como en iRacing son las mejores de sus historia y día a día se baten récords de jugadores simultáneos. En los simuladores nos estamos encontrando con toda clase de competiciones organizadas con fines benéficos y competitivos con participaciones de personas que jamás hubieran compartido ese asfalto virtual con nosotros de haberse dado las cosas de otra manera, pero al estar todos, globalmente confinados, pocas alternativas más quedan.
Es impresionante ver casi 500 personas apuntadas a una carrera oficial cualquiera, tanto como los 24 millones de jugadores diarios de Steam, como las competiciones virtuales que pasan directamente a las portadas de los periódicos deportivos o los canales de cable. Tal es la presión y afluencia que el nivel general de las competiciones ha subido muchos enteros y están más igualadas que nunca.
Esta afluencia de competidores de alto nivel ha coincidido con la inauguración de varias temporadas y de varios cambios de paradigma, tanto GT Sport como iRacing han hecho modificaciones, siendo este ultimo el que tenemos más conocimiento, somos conscientes del momento de frustración que están sufriendo algunos pilotos por el cambio de paradigma.
El cambio de neumáticos y de su comportamiento ha dejado a algunos habituales top runners en un estado de baja competitividad y alejados del ritmo y los puestos de cabeza. Es la misma sensación que tuvieron cuando progresaban en las puntuaciones, encontrándose cada vez más nivel e intentando competir en el primer split. En este caso y sabiendo que ya han tenido el ritmo para hacerlo anteriormente no queda más que acelerar la adaptación al nuevo entorno echando horas y horas en pista y comprendiendo como funcionan los nuevos compuestos hasta poder sacarles el mejor partido. Pero ¿qué pasa sin embargo con aquellos que están en plena escalada y encuentran un posible techo en estos niveles?
A los que descubrieron este mundo mediante videos, artículos, revistas, programas o retransmisiones, muchas veces la curva de aprendizaje se les hace bola. Pasar de una clase a otra puede suponer un problema, al igual que cambiar de montura. Ser competitivo en un coche no significa absolutamente nada comparado a conducir otro. Las referencias, los comportamientos aprendidos e incluso los rivales y el racecraft, todo desaparece y prácticamente muy poco es la experiencia que puede ser reutilizada en esos primeros compases (eso que seamos conscientes) lo que nos lleva a un estado de indignación y frustración que puede acabar con toda la diversión de la actividad.
Al igual que una carrera, las mismas temporadas y la evolución de la simulación son una carrera de fondo en la que debemos adaptarnos a cada una de las condiciones. Unos lo consiguen tratándolo como cualquier otro juego y buscando los limites de la programación en cada iteración y otros los puristas, buscan los limites físicos de la misma recreación. Es duro volver a luchar por objetivos que habíamos dejado atrás, pero se trata de conocernos, de saber nuestra capacidad para reinventarnos y adaptarnos a entornos cambiantes y mostrar que somos algo más inteligentes que las palomas. Se trata de volver al top, de volver a las posiciones de cabeza reutilizando y aprendiendo los nuevos trucos que encontremos tras esas nuevas horas en la pista virtual.
No hay que frustrarse y menos aún desesperarse y sobre todo mucha paciencia, al igual que en la vida real. Aprender y entender lo que hacemos, lo que vivimos y sacar el mejor partido de ello, y por supuesto no tirar nunca la toalla.
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