Rescatamos este post de 2019 que como tecnológicos nos interesa. Hay actividades que no son compatibles con estar mirando o prestando atención a otras pantallas.
En mi vida diaria me dedico a otras cosas que no son el simRacing, y leyendo noticias de aquí y de allá uno encuentra perlas interesantes que le hacen pensar sobre el devenir de la industria, la sociedad actual y el aprendizaje o la experiencia que la simulación aporta ante varios elementos claves en la conducción.
Hace algunos meses Mazda confirmaba que será una de las primeras, sino la primera marca en volver a producir coches sin pantallas táctiles para controlar los elementos internos. Una decisión que puede sonar poco popular e ir contracorriente se convierte en algo totalmente sensato cuando leemos las razones esgrimidas para ello:
«Al hacer nuestra investigación, cuando un conductor se acercaba a una interfaz de pantalla táctil en cualquier vehículo, aplicaba involuntariamente giro al volante y el vehículo se salía de su posición en el carril», dijo Matthew Valbuena, ingeniero jefe de HMI e infoentretenimiento de Mazda en Norteamérica.
No sé si a los novatos les sonará la situación, pero… ¿no os ha pasado nunca chocaros en el simulador por tener la vista fuera de la pantalla para solicitar controles de información? Sea el JRT, sea el chat de Twitch, sea poner los controles de blackbox o simplemente activar el chat para comunicarte con un compañero a muchos les ha pasado factura. Ese pequeño desvío del volante a gran velocidad en un carril recto se nota, y en trafico rodado y abierto también, llevando a producir situaciones de autentico peligro. Con el tiempo aprendes a evitar este pequeño giro y fijas completamente la mano al ángulo constante del volante para al menos mantener la dirección fija, pero no es algo intuitivo y en ese momento ya se pueden contar al menos dos o tres carreras que volaron debido a ello. No está demás recordar que la vida real no permite este tipo de errores que pueden ser caros en el mejor de los casos y fatales en el peor.
«Y, por supuesto, con una pantalla táctil hay que mirar a la pantalla mientras se está tocando… así que por esa razón nos sentimos cómodos quitando la funcionalidad de la pantalla táctil», añadió.
Más lógica a la situación actual donde las autoridades están multando fuertemente por el uso del móvil durante la conducción debido al grado de distracción que provoca como para que los fabricantes de automóviles intenten meter derivados Android o IOS dentro del vehículo con los que volvernos definitivamente bobos.
Si algo hemos aprendido a través de los años en la simulación es que la conducción a velocidades superiores a 100 km/h o que se llevan a cabo en espacios reducidos necesitan un 100% de atención y si se prolongan, concentración. Los controles que se necesitan deben estar en todo momento dentro de la zona de actuación del piloto y ser fácilmente reconocibles debido a su textura o forma para que el conductor no despegue en ningún momento su vista ni su atención del volante. Es una regla fundamental que se está olvidando debido a la continua y persistente introducción de elementos que necesitan de nuestra atención para realizar las funciones que antes realizaban controles físicos.
Los móviles actuales, los smartphones, nacieron con la intención de desprenderse de los elementos físicos y de ser el centro de nuestra vida digital. Conforme sus funciones se han ido ampliando a lo largo de los años, parece claro que lo han conseguido, y la misión de los desarrolladores y fabricantes es que centremos nuestra vida alrededor de ellos sin pretenderlo. Requieren y necesitan de constante atención porque están concebidos de ese modo, algo que choca frontalmente con cualquier otra actividad que realicemos en nuestra vida cotidiana.
El mal uso actual de la tecnología móvil esta llegando a cuotas realmente preocupantes con problemas de adicción y necesidad de continua conectividad tanto a la información, como a la interacción social. Lo digo siendo consciente que muchos de nosotros, yo el primero, estamos dentro del saco y rozando los límites de caer en ese peligroso grupo donde unas cuantas horas sin el móvil cerca pueden derivar en un extraño sentido de perdida y hasta en crisis nerviosas. Vamos a ser conscientes del problema e intentar ponerle remedio poco a poco, empezando por cuando jugamos con la vida de los demás en la carretera.