La inclusión oficial de los eSports en el Código Deportivo Internacional de la FIA abre nuevas oportunidades, pero también genera inquietud entre la comunidad simracing.
En diciembre de 2024, durante una reunión del Consejo Mundial del Deporte Motor celebrada en Kigali, Ruanda, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) aprobó un paso histórico: la inclusión de un nuevo marco regulatorio para los eSports en el Código Deportivo Internacional, bajo el nombre de Apéndice E. La iniciativa busca formalizar la creciente escena del automovilismo virtual, con la posibilidad futura de crear un código independiente.
Desde la perspectiva institucional, se trata de una apuesta por el desarrollo de nuevas audiencias, en especial las más jóvenes, con la intención de derribar barreras económicas y de acceso al automovilismo tradicional. Sin embargo, dentro de la comunidad simracer y gamer, la noticia ha despertado escepticismo y, en muchos casos, un rechazo frontal.
Lo que propone la FIA
El nuevo Apéndice E incluye definiciones y estructuras adaptadas al automovilismo virtual, además de normas claras sobre cómo deben organizarse, gestionarse y reportarse las competencias bajo sanción FIA. También se aprueba la creación de una Licencia Internacional FIA de eSports, que permitirá a las autoridades nacionales emitir credenciales oficiales para pilotos virtuales.
Según Niroshan Pereira, presidente de la Comisión de eSports de la FIA, se trata de un paso lógico: «eSports promueve la participación masiva al eliminar las barreras tradicionales de entrada y representa un modelo de igualdad, diversidad e inclusión».
Una comunidad que prefiere la distancia
Pese al optimismo institucional, muchos miembros de la comunidad ven con recelo esta inclusión. Para una buena parte de los simracers y entusiastas, la esencia del simracing está precisamente en su independencia: sin jerarquías burocráticas, sin normativas heredadas del mundo real, y con una dinámica de desarrollo que ha sido, hasta ahora, ágil, libre y centrada en la experiencia del jugador.
La posibilidad de que federaciones tradicionales impongan reglas, licencias o estructuras organizativas propias del automovilismo real podría entorpecer la evolución orgánica que ha tenido el simracing como disciplina competitiva. En otras palabras: lo que para la FIA representa una oportunidad, para muchos jugadores representa una amenaza a la libertad y creatividad del entorno virtual.
Es cierto que el simracing toma prestadas muchas dinámicas del automovilismo profesional, pero su evolución como disciplina propia ha demostrado que no necesita replicar ni las estructuras ni las limitaciones del deporte real para ser exitoso. Plataformas como iRacing, Assetto Corsa o Gran Turismo han construido comunidades vibrantes y autogestionadas, con sus propios sistemas de licencias, ranking y reglas deportivas.
Incorporar una lógica federativa tradicional puede generar más fricciones que beneficios. ¿Por qué imponer las mismas burocracias del paddock real al universo digital? ¿Qué ganan los jugadores con la intervención de organismos que, históricamente, han priorizado los intereses comerciales y políticos por encima de la comunidad?
¿Un modelo híbrido o un camino paralelo?
La discusión no es menor. En un contexto donde los eSports crecen de forma exponencial, la definición de su gobernanza será clave para el futuro. ¿Debe ser regulado por entidades deportivas tradicionales o por estructuras nativas del mundo digital?
Quizás la respuesta no sea tajante, pero lo que está claro es que cualquier intervención en este terreno debería respetar las dinámicas propias del medio. Porque, aunque simular un deporte puede parecer suficiente razón para copiar sus reglas, el entorno digital tiene sus propias lógicas, su propio público y, sobre todo, su propio ritmo.
¿Quién debe gobernar el simracing?
La decisión de la FIA abre puertas, sin duda. Pero también plantea una pregunta fundamental: ¿pueden las estructuras tradicionales comprender y adaptarse al ecosistema de los eSports sin colonizarlo?
Desde este lado, creemos que cuanto más lejos estén las federaciones del corazón creativo del simracing, mejor. No por rechazo a la regulación, sino por respeto a un espacio que ha sabido crecer y organizarse con autonomía, comunidad y pasión.
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