Se han cumplido hace algunos días los 25 años del lanzamiento del primer Gran Turismo y las felicitaciones y las noticias relacionadas con la saga no han dejado de aparecer. Tenemos unas cifras de venta acumuladas realmente impresionantes, con más de 90 millones de juegos vendidos a través de estos años, que dejan a las claras que hablamos de un título de motor que ha hecho y sigue haciendo historia en todas sus facetas.
La séptima entrega llegó en marzo de este año, y como es costumbre ahora, ha ido limándose a través de parches y descargas en estos meses hasta llegar a un estado de supuesta estabilidad en el que podemos sacar ya conclusiones de lo que es y lo que no es. O más bien podríamos decir, lo que algunos esperaban y deseaban y lo que realmente se han encontrado.
Lo cierto es que la nueva entrega es continuista, conservadora y que cuenta con todos los tópicos de un producto típicamente japones de factoría interna de Sony. Como buen ejemplo nipón, se han tomado su tiempo (acordémonos de los continuos retrasos desde su anuncio) para asegurar un buen nivel de calidad (alto comparado con los estándares) pero no tan brillante como alguno de sus competidores. Rezuma cuidado en cada uno de sus detalles y las cosas que están implementadas están con cariño y detalle. Lo que hay no flaquea, pero lo que no hay también habla de los limites que no se han querido traspasar.
Después de 25 años algunos esperaban que la nueva generación y la potencia de las consolas diera pie a que Gran Turismo se aventurara de forma más fehaciente en la simulación, pero la realidad es que Polyphony Digital y Kazunori Yamauchi nos presentaron el mismo producto siempre. Un producto que no deja de ser un increíble catalogo interactivo de la historia del automóvil hasta nuestros días y que suele contar el con aval entusiasta de crítica y público. Es cierto que la integración completa de la conectividad en esta entrega y las ganas de Sony por monetizar sus servicios online han estado a punto de estropear el asunto en varias ocasiones, pero a juzgar por los premios y los reconocimientos conseguidos a final de año, parece que la saga ha vuelto a salirse con la suya.
Gran Turismo es una carta de amor a los coches como maquinas de perfección y evolución. Las físicas no son importantes, el motor de daños no es importante y la competitividad online no es importante para la percepción final del producto. Y eso es algo que se ha demostrado que funciona a lo largo de los años y que difícilmente cambiará porque tiene suficientes adeptos como para justificar su enfoque. Intentar que la saga sea algo completamente diferente porque hemos buscado otros objetivos y otras sensaciones desde su comienzo no es óbice para que muchos la descubran (o redescubran) ahora cuando simplemente quieres mirar algo bonito y disfrutar de la automoción por el simple placer de la conducción.
La búsqueda de la belleza es nuestra motivación.
Gran Turismo seguirá evolucionando conforme su competencia siga empujando en otras direcciones. Incorporará los elementos necesarios de otros mundos para no quedar marginado en su propio terreno, pero seguirá a la cabeza en sus fortalezas, que son aquellas como acceder de forma sencilla a cientos de vehículos fascinantes, historia de marcas, representaciones perfectas, fotorrealismo en sus objetos, desafíos contra uno mismo y exploración de lo que es la competición multijugador. Eso lo hace muy bien, y es de esperar que lo siga perfeccionando, tanto si es en PC como en consola, durante las próximas generaciones.
Bonus: Un par de videos de los gerifaltes de Sony para felicitar el aniversario.