Max Verstappen, actual tetracampeón del mundo de Fórmula 1, no solo domina los circuitos más exigentes del planeta desde su monoplaza Red Bull. También lo hace desde casa, donde pasa buena parte de su tiempo libre pilotando en simuladores de competición. Lo que podría parecer un simple pasatiempo digital, en realidad se ha convertido en una herramienta clave para su preparación profesional.
De hecho, el neerlandés ha reconocido en varias ocasiones que el simracing forma parte activa de su entrenamiento, y recientemente lo ha demostrado de forma contundente durante un test oficial en Nürburgring. Allí participó en la categoría GT3 bajo el seudónimo de «Franz Hermann», nombre escogido por el propio Verstappen para pasar inadvertido en la lista de inscritos.
El test se realizó en el exigente trazado Nordschleife, donde Verstappen condujo un Ferrari 296 GT3 del equipo Emil Frey Racing. Aunque su presencia no fue anunciada de manera oficial, los rumores no tardaron en propagarse. Y no era para menos: batió el récord de vuelta rápida en su categoría con un tiempo mejor que el del piloto noruego Christian Krognes, quien tenía la marca anterior de 7:49.578.
Verstappen: del simulador a la pista
Lejos de buscar un golpe de efecto, Verstappen aclaró que su objetivo no era marcar un tiempo, sino adquirir experiencia real en una pista que ya conocía al detalle gracias a las «miles» de vueltas que había dado en su simulador personal. «He dado miles de vueltas allí. Así que para mí, cuando llegué en la vida real, era más conocer el nivel de agarre del nuevo asfalto en algunas partes, y luego el nivel de grip del coche.», explicó durante el Gran Premio de Imola.
Este tipo de entrenamiento no es nuevo para el piloto neerlandés. En numerosas entrevistas ha comentado que el simracing le permite desarrollar reflejos, entrenar la concentración y, sobre todo, aprender circuitos de forma casi milimétrica. Además, Verstappen ha llegado a instalar un simulador en su jet privado.
En esta ocasión, todo apunta a que su experiencia virtual fue crucial para un rendimiento real inmediato, incluso en una pista tan técnica y peligrosa como el Nordschleife.
Verstappen también señaló que su participación en la prueba tenía como finalidad apoyar al equipo Emil Frey en su posible entrada a las 24 Horas de Nürburgring, una competición de resistencia en la que él mismo ha manifestado interés en correr en un futuro. El test no fue solo un ejercicio de velocidad, sino una jornada completa con tráfico en pista, grúas, y condiciones reales que simulaban una carrera.
«Me gustaría hacerlo en el futuro. Por eso estoy haciendo todo esto, para prepararme un poco y adquirir experiencia. Es mi pasión», aseguró el piloto, quien también ha competido en varias categorías de simracing con su propio equipo digital.
Aunque Verstappen necesitará un permiso especial para competir oficialmente con un GT3 en el Nordschleife, el proceso para conseguirlo parece ser solo cuestión de tiempo. Su dominio tanto en el simulador como en la pista ha sido evidente, y no es la primera vez que muestra cómo el simracing puede traducirse en resultados tangibles a nivel profesional.
Verstappen sigue combinando su temporada de Fórmula 1 con sesiones intensas de simulación. Una rutina que, lejos de ser un simple pasatiempo, se ha consolidado como una pieza clave de su éxito.
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