Hace unos días Andy Soucek contaba emocionado en un artículo de El Confidencial su recién estrenada pasión por el simRacing y cómo se asemejaba a la realidad que el vive como piloto de la categoría GT3. Esto no es algo nuevo para nosotros que llevamos viendo como evoluciona y se mezcla con el mundo real a cada pocos pasos. Ahora con muchos más pilotos reales en pista y mucha más gente, con muchas más competiciones y combinaciones con las que disfrutar. De vez en cuando uno se encuentra con pequeños fragmentos de usuarios expresando sus sensaciones compitiendo contra otros pilotos, cómo fluye la adrenalina y lo que significa ganar para cada uno. Para muchos, el SimRacing no es un simple juego, es toda la pasión de las carreras llevadas hasta el salón de tu propia casa.
«Cada vez que leo que iRacing es sólo un juego, se me caen las lágrimas. Para mí, no es sólo un juego. Mejor que cualquier otro pasatiempo de mi época, iRacing me ha dado la oportunidad de encontrar mis mejores facetas en el ámbito de la competición y me ha permitido sentir esa adrenalina que tanto buscaba para un principiante como yo en la mayoría de los deportes. La razón por la que paso tantas horas en este hobby es debido al esfuerzo que supone terminar todas las carreras, acabo con las orejas rojas, mi corazón acelerado y mi cuerpo casi temblando. Sí, sé cómo tener una vida. Actualmente voy a la escuela como estudiante a tiempo completo, tengo un trabajo como adolescente en un comercio minorista, y todavía me queda tiempo para hacer voluntariado y ver a mis amigos. Esa es otra historia para otra ocasión.
Hoy temprano, justo ahora, participé en una carrera de la NASCAR B-Fixed en Phoenix. Estaba lleno de unos cuantos pilotos con bastante talento y experiencia. Normalmente, no dejo que mi ego me atrape por completo cuando estoy a los mandos del vehículo y menos en un coche virtual, pero esta carrera me recordó lo mucho que me encanta la competición y lo apasionado que estoy por competir.
Durante las primeras 25 vueltas, estuve tercero entre los cuatro primeros hasta que salió la primera bandera amarilla. Nosotros cuatro estábamos al frente y éramos los más rápidos durante toda la carrera y parecía ser una batalla de cuatro caballos tomando ventaja sobre los demás. Al entrar en el pit, cometí el error de acelerar algo más de lo debido, (sí, soy de los mejores en cometer errores). Y en el reinicio, tuve que alinearme al final de la parrilla con el segundo piloto, que también aceleró indebidamente.
Antes de darme cuenta, las últimas 25 vueltas se habían esfumado. Poco a poco estaba encontrando nuevos carriles, entradas diferentes, y yo seguía sin llegar a ninguna parte del enorme tráfico que tenía delante. De repente, en la vuelta 30 o así, hubo otra bandera amarilla. A diferencia de la mayoría de los líderes que cambiaron cuatro neumáticos, decidí cambiar dos. Un conjunto de pilotos se quedaron fuera, otros cambiaron las cuatro ruedas y otros como yo cambiaron dos. En ese momento, estaba pensando en los interesante que iba a ser este reinicio de carrera.
Estaba quinto y faltaban 20 vueltas para el final a segundo y medio para ganar. Las vueltas bajaban. Tomé la cuarta posición y luego alcance los primeros tres coches que lideraban a dos vueltas del final. En la primera curva, estábamos alineados lado a lado en paralelo. Mi sangre no dejaba de bombear. En la recta de atrás me puse tercero, y puse mis ojos y toda mi concentración en los dos líderes. Tuvieron un leve contacto, y se me presentó ese momento en el que todo piloto alguna vez sueña para que se haga realidad. Encontré la oportunidad y encontré el carril bajo los dos. Mi corazón estaba acelerado y mis manos apenas estaban en mi control para hacer girar el coche en la última curva. Llegué veloz por la recta de delante. Lo había hecho.
Esto es sólo un mundo virtual con personas reales. Es un mundo donde no existen ganancias para el 99% de nosotros y no tenemos nada más que nuestras manos, nuestros pies, y nuestra fuerza y resistencia. Pero lo siento, siento la forma en que el coche se mueve a través de la pantalla, siento lo cerca que estoy del muro, y siento la velocidad.
IRacing es todo esto, pero no es sólo un juego. A todos los que sienten el poder competir y la alegría de ganar en contra de todas las probabilidades en lo que hacen, se adhieren a ello. Vivir a través de eso. Es imperativo para tu felicidad.
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