NVIDIA anunció por fin el día de ayer la esperada nueva generación de tarjetas gráficas que releguen a la obsolescencia a las Pascal actuales. La nueva arquitectura, llamada Turing, llegará a nuestras tiendas el día 20 de septiembre de 2018. Pero a diferencia de otras ocasiones, en las que quedaba claro el avance en rendimiento de la nueva generación, este lanzamiento siembra muchas dudas en torno a qué podemos esperar una vez las montemos en nuestros ordenadores.
Los principales culpables de esta situación son los chicos de NVIDIA, que dedicaron la práctica totalidad de la presentación celebrada en Alemania a vendernos su nueva tecnología de Ray-Tracing (RTX), que supuestamente va a hacer que los videojuegos den un salto de 10 años en fidelidad gráfica. Si bien las demos mostradas que hacían uso de la nueva tecnología eran impresionantes (y aparantemente renderizadas en tiempo real), en ningún momento se aseguró que se estuvieran usando las nuevas tarjetas para consumidores para llevar a cabo la demostración. Cuando por fin, más de una hora después del comienzo, Jensen Huang mostró imágenes de juegos reales (entre los que estaba Assetto Corsa Competizione), el resultado fue mucho menos sorprendente. Es cierto que los nuevos efectos exclusivos de Ray-Tracing hacen que los reflejos y sombras sean mucho más realistas, pero no sabemos a costa de cuánto rendimiento, ni la tarjeta o tarjetas usadas para la demostración, ni cuántos juegos las incluirán en el futuro.
La segunda alarma sonó en cuanto publicaron cuántos de nuestros sacrificados euros costarán las nuevas tarjetas. Los precios oficiales mostrados en la presentación fueron de desde 499$ para la 2070, 699$ para la 2080, y 999$ para la 2080ti, pero los precios reales son de 600-650€ para la 2070, 800-850€ para la 2080 y de unos monstruosos 1150-1300€ para la 2080ti. Estamos hablando de hasta un 75% de incremento de precio respecto a los modelos de la misma gama anteriores. Si tenemos en cuenta que la tecnología Ray-Tracing apenas se va a poder utilizar en unos 10 juegos antes de finalizar el año, y que aún así esta sólo va a ser una opción añadida a última hora sobre juegos desarrollados para otro tipo de hardware, veremos que una subida de precio tan abultada va a ser difícil de justificar. Durante la presentación, además, no se dio un solo dato de rendimiento en otro tipo de escenarios, con lo que aparece la sospecha de que probablemente el incremento no sea mayor del 20%, lo que venía siendo la norma. Los números de núcleos CUDA incorporados, cantidad de memoria y ancho de banda no parecen indicar que el salto pueda ser mucho mayor a eso. Sumémosle, además, que ACC es el único simulador que por el momento incorporará Ray-Tracing, con lo que los que sólo seáis simRacers ni siquiera haréis uso de las nuevas posibilidades ofertadas. Para cuando la mayoría de simuladores usen RTX (si es que eso ocurre alguna vez), ya habrá mejores tarjetas que hayan dejado estas obsoletas.
La tercera alarma es de carácter más general, subjetivo; de sensaciones. Jensen Huang se esforzó durante toda la presentación en contarnos lo maravilloso que era el Ray-Tracing, soltando «guaus» forzados constantemente y maravillándose de forma poco convincente con los gráficos de los juegos que soportarán RTX. Repitió hasta la saciedad que «simplemente funciona», y que una 2080ti era 10 veces más rápida de una 1080ti, omitiendo de manera interesada que eso solamente ocurría en escenarios muy determinados, en 4K, y usando RTX. La sensación fue la de estar ante un truco de magia, cayendo en el engaño del mago para evitar que pusiéramos la vista en donde se estaba desarrollando la trampa.
Por último, queda la incertidumbre de si esto no sera otro PhysX u otro HairWorks. Debemos pensar que RTX es propiedad de NVIDIA, con lo que los usuarios de AMD no podrán acceder a ella, o si pueden, hará que su rendimiento sufra enormemente. Los usuarios de NVIDIA anteriores a la serie 20 sufrirán el mismo destino, y las nuevas tarjetas nos son precisamente baratas, con lo que es muy improbable que superen el 5% del total en el futuro próximo. ¿Se arriesgarán los desarrolladores de juegos a apostarlo todo al verde? Sólo el tiempo lo dirá.
Es por esto que, desde mi humilde opinión de entusiasta del hardware, recomiendo paciencia. Esperad a que salgan las críticas de la prensa independiente el 20 de septiembre, comprobad la diferencia de rendimiento en los juegos que jugáis, comparadla con la diferencia de precio, y no caigáis en las trampas de marketing del equipo verde. Puede que la serie RTX 20 valga cada céntimo que se pague por ella, pero es probable que no. Hasta ahora los saltos de 20% de rendimiento venían al mismo precio, ya que un producto nuevo sustituía al viejo, obsoleto. La 1080 era la nueva 980, y por tanto, costaban lo mismo, o parecido. Ahora hay un 70% de incremento que o viene sobradamente justificado, o constituirá una muy mala compra. Y por supuesto, comprar cualquier producto antes de su salida, con tan pocos datos reales, es una temeridad que puede costar muy cara.
En un mes saldremos de dudas. Hasta entonces, mejor reservar el dinero para otros menesteres.