Mira que hay coches cabrones y difíciles de llevar, pero sin duda el Ruf CTR «Yellow Bird» debe de estar entre los mas sufridos de todos. De vez en cuando uno encuentra joyas en el tubo capaces de hacerte sonreír y sudar a partes iguales. El siguiente video debería ser de obligada visión para todos aquellos que pretendan ir a recorrer el anillo ya que nos muestra al probador de Ruf, Stefan Roser, dando dos vueltas a Nordschleife desde el interior del vehículo.
«Thus, watching madman Stefan Roser slide and drift the powerful Ruf around the Nordschleife is one of the most mesmerizing things to watch. If there’s one clip that epitomizes the phrase “balls of steel,” it’s this one.»
«Observar al loco Roser deslizar y driftear el potente Ruf en Nordschleife es una de las cosas más hipnóticas de ver. Si hay un video que resume la frase pelotas de acero, debe ser este»
«The CTR could generally outperform most other high performance cars of the time, including the Ferrari Testarossa and Lamborghini Countach. In addition, despite being slower than the Porsche 959 to 60 miles per hour, it could outperform the Porsche 959, Ferrari F40 and Lamborghini Diablo to 100 miles per hour and reach a considerably higher top speed.»
«Fue uno de los deportivos más feroces de finales de la década de los años ochenta que llegó a ser considerado el automóvil de producción más rápido de su época.
A principios de 1987 el Ferrari F40 se convertía en el coche de producción más rápido hasta la fecha al superar las 200 millas por hora (322 km/h), aunque el título no le duraría mucho. Apenas unas semanas después un ligero “pájaro” alemán se iba a convertir en el vehículo de serie más veloz del momento.
El sobrenombre Yellowbird, que literalmente significa pájaro amarillo y atiende al brillante color de carrocería del vehículo (otras fuentes indican que recibió el nombre por el “piar” de las válvulas de descarga de los turbos), se lo pusieron los fotógrafos que trabajaron ese día en la pista de pruebas de Ehra-Lessien, en Alemania, donde el CTR consiguió su récord de velocidad. Un año después otra revista consiguió alcanzar con el CTR los 342 km/h en Nardo.»
En resumen, se mofaba de la gran mayoría de supercoches de la época y por si fuera poco ha sido de los más convertidos a juegos y simuladores apareciendo en al menos seis o siete títulos.
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