Estos días, y a raíz de todo lo que esta sucediendo en el panorama de mercado de productos y nuevos anuncios, mucha gente se pregunta por qué Thrustmaster no ha reaccionado (o ha reaccionado con el T-GT II) al anuncio del CSL DD por parte de Fanatec y sin embargo ha emitido una nota emplazando a nuevos productos a final de año.
En este pequeño resumen Héctor Suárez (@isthernes) nos explica lo que supone lanzar un producto de este calibre en cuanto a recursos (tiempo, dinero, I+D, etc.) para cualquier compañía.
Consideraciones para desarrollar una base Direct Drive
Desde mi punto de vista hay tres grandes desafíos cuando se desarrolla una base Direct Drive:
- El motor
- La electrónica de control
- El quick release
1) El motor de una base de correas, normalmente, es de un catálogo de piezas estándar. Bien «tal cual» o con alguna modificación menor. Hay motores así en coches de radio control o herramientas. En los últimos tiempos, casi siempre son motores sin escobillas, pero no siempre ha sido así.
Para las bases Direct Drive es más difícil encontrar motores en el mercado con la fuerza suficiente en el eje que no sean motores de «uso pesado». De ahí que los DDs hayan usado históricamente motores Kollmorgen o MiGE, pensados para cadenas de fabricación. Esos motores están pensados para controlarse desde un sistema central, por lo que es necesario una unidad de control aparte fuera del motor. Eso, además de no ser muy amigable, conlleva varios problemas para obtener una certificación para uso doméstico.
Por ello, diseñar un motor específico para simracing permite tanto mejorar la eficiencia como integrar la electrónica de control junto al motor. Además de reducir el lío de cables, es más fácil obtener certificados CE, EMI, ESD, etc. Y el motor funciona mejor para simracing de esa manera. El diseño de un motor es un tema bastante complejo, que implica muchas horas de desarrollo, testeo y validaciones. También implica fabricar utillaje para a su vez fabricar el motor. El precio también va en función de cuántas unidades se puedan fabricar al año y a que velocidad.
2) La electrónica para controlar ese motor es mucho más compleja que antes, ya que si bien un sistema por correas «amortigua» el force feedback, también lo hace con los defectos. Dicho de otro modo, TODO se hace más evidente en un direct drive. Lo bueno y lo malo. Por tanto, es importante tanto mejorar la velocidad como la precisión de la electrónica de control, mientras se manejan corrientes más altas. Es algo así como pasar de un coche a un camión y que el camión tenga que ser más rápido y estable que el coche.
3) El Quick Release tiene que manejar las fuerzas del motor y, en ciertos ecosistemas, pasar corriente y datos al volante. La parte de las fuerzas depende principalmente de los materiales y diseño. Es un tema muy importante, ya que cambiar un Quick Release tiene el lado malo de que los volantes antiguos dejan de ser compatibles.
En cuanto a la parte eléctrica, los Direct Drive son capaces de girar de manera infinita, por lo que hay que buscar una solución para que los cables no se enrollen (o se arranquen). Hay varias soluciones con sus pros y sus contras, pero también puede ser un problema de retrocompatibilidad, por lo que nuevamente puede dejar inservibles los aros antiguos.
La base CSL se encuentra disponible para reserva en la tienda de Fanatec (entrega a finales de noviembre) junto con otros productos de la recien renovada gama CSL.