El force feedback con direct drive es ya la referencia

Durante años, los sistemas de Force Feedback (FFB) han sido el alma del simracing. Sin ellos, conducir en un simulador sería poco más que girar un mando sin alma. Pero en los últimos tiempos, una tecnología se ha impuesto sobre todas las demás: el Direct Drive. Este sistema ha dejado atrás a los antiguos mecanismos por engranajes o correas, y hoy es la elección indiscutible para quienes buscan la máxima precisión y realismo al volante.

Force feedback con direct drive

El Force Feedback traduce lo que ocurre entre los neumáticos y el asfalto virtual en fuerzas físicas reales que se transmiten a través del volante. Cuando el coche pierde agarre, pisa un piano o recibe una transferencia de peso, el motor de la base genera un par (torque) que reproduce esa sensación.

En los sistemas tradicionales —como los gear-driven (engranajes) o belt-driven (correas)— ese par pasaba por mecanismos intermedios. Los engranajes generaban cierta fricción y holgura (“notchiness”), mientras que las correas suavizaban el tacto, pero también filtraban parte del detalle. El resultado era una sensación más amortiguada y menos precisa.

Fanatec Podium DD 25 Nm: relevo del DD2 para 2026 1

La revolución del Direct Drive

Con el Direct Drive (DD), el volante se acopla directamente al eje del motor. No hay correas ni engranajes: solo tú, el volante y un servomotor de alta precisión que aplica fuerza instantáneamente y con una linealidad perfecta.

Esa conexión directa ofrece tres ventajas clave:

  • Mayor precisión y detalle: cada vibración, bache o pérdida de adherencia se transmite sin retardos ni amortiguación.
  • Más potencia disponible: los motores DD pueden generar desde 5 Nm hasta más de 25 Nm, cubriendo desde setups básicos hasta equipos profesionales.
  • Linealidad absoluta: el par que sientes es proporcional al que el simulador calcula, sin distorsiones mecánicas.

Por eso, los fabricantes más importantes del sector —Fanatec, Simucube, Moza, Asetek o Logitech— han apostado por esta arquitectura como estándar.

Cuánta fuerza necesitas realmente

Uno de los errores más comunes es pensar que «más fuerza» significa «mejor experiencia».
No siempre es así. Un motor de 25 Nm puede reproducir las fuerzas más intensas de un monoplaza, pero también puede ser agotador o incluso doloroso para sesiones largas si no se ajusta bien.

Bases de 5 Nm a 8 Nm (como Moza R5Fanatec CSL DD) son perfectas para iniciarse. Ofrecen una fuerza más que suficiente para reproducir sensaciones realistas, sin necesidad de soportes reforzados ni ajustes extremos.

A partir de 10 Nm-15 Nm, el control se vuelve más exigente: ideal para simracers experimentados que buscan un nivel competitivo.

Más allá de 20 Nm, entramos en territorio profesional: resistencia, precisión absoluta y la posibilidad de sentir un coche de GT o F1 real… pero no apto para todos los brazos.

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Conceptos clave: linealidad y clipping

El comportamiento de un sistema Direct Drive no solo se mide por su potencia, sino también por su linealidad. Un motor lineal reproduce las fuerzas de forma proporcional: si el simulador calcula un 50% del par máximo, el volante entrega exactamente ese 50%.

Cuando un sistema no puede mantener esa relación y «satura» la señal, se produce el clipping: el motor llega a su límite y todas las fuerzas más allá de ese punto se recortan. El resultado es una pérdida de información: curvas que parecen todas iguales, vibraciones que desaparecen y una sensación general de desconexión.

En un buen sistema Direct Drive correctamente calibrado, el clipping es casi inexistente y la experiencia es pura, detallada y predecible.

En resumen

El Direct Drive no es solo una moda: es el culmen de la evolución del Force Feedback. Ha sustituido a los sistemas de engranajes y correas porque ofrece más precisión, inmediatez y realismo.

Su única «contra» es el precio y, en los modelos más potentes, la necesidad de ajustar la fuerza a cada piloto. Pero incluso los modelos de 5 Nm ya ofrecen una experiencia muy superior a cualquier sistema tradicional.

El futuro del simracing es claro: sin filtros, sin engranajes y con conexión directa entre tus manos y la pista.

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