Las trampas y la buena fe

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Si no recuerdo mal, de los simuladores que hay disponibles en el mercado, solo uno recomienda y dice guiarse por un código de reglas y comportamientos que intenta abarcar todos los aspectos del servicio que conlleva el hacerlo funcionar, algo claramente distinto de la clausula de TOS que aceptamos todos en aplicaciones y juegos. El Sporting Code de iRacing intenta (no siempre lo consigue) marcar unas directrices, o normas en algunos casos, para que el servicio y sus integrantes puedan desenvolverse con normalidad. Se detallan casos y problemas, actitudes y comportamientos, y a veces incluso ejemplos de lo que se puede o no hacer. De esta forma, y aunque la última palabra siempre pertenece a la compañía (no hay que olvidarse que es una compañía privada con intereses económicos) se promete que existen unas bases solidas, y (sobretodo) justas, sobre las que todos podemos competir.

Uno de los aspectos más olvidados de este documento es que abre una puerta para lo que no esta contemplado, y que será juzgado por los comisarios en base a la buena fe o no del elemento a tratar. Y aquí es cuando destapamos el tarro de la ambigüedad. Llevamos un tiempo viendo en varios campeonatos de primer nivel y con premios en metálico, los continuos problemas en detectar a los que abusan de la simulación buscando ventajas competitivas, y como los mismos escapan sin consecuencias contra los que no actúan de tal manera. Parece fácil sancionar cuando el infractor es uno, pero cambian las tornas cuando el campeonato debe continuar y tienes un 90% de infractores ocupando la parrilla. Se hace difícil premiar a los 5 restantes, porque el espectáculo debe continuar y los cabezas de cartel deben estar presentes. Esto ha sucedido por ejemplo en la Porsche Esports Supercup en otras temporadas, pero también en esta, donde se ha usado un hueco en la normativa para aprovechar un «bug» y tomar ventaja. Todo contrario a la buena fe, y sin recibir castigo ninguno.

Este comportamiento se observa en muchos campeonatos, donde se buscan huecos en la normativa, olvidándose los organizadores de su omnipotencia para sancionar la mala fe y aquellos comportamientos que contravienen y adulteran la competición. Las reglas son casos contemplados, pero qué pasa con aquellos que no lo son? Debemos ser lo suficientemente maduros para saber donde esta el bien y el mal sin tener que recurrir a un papel escrito. Si el caso no está contemplado, se juzga en base a la buena fe de los participantes y a integridad de la competición y se añade ese caso y su correspondiente sanción a las normativas. No se puede alentar a la gente a que se salte las normas y que consiga ventaja aunque sea en una carrera porque algo no está registrado. Liderar y decidir comprende tomar decisiones que no están regladas ni escritas, si no solo seremos meros robots al albur del redactor de la norma, incapaces de obrar en ningún sentido.

En una sociedad en la que cada vez hay menos recompensas por comportarse de forma limpia, nos arriesgamos a tener que emplear los más sucios ardides tan solo para mantenernos en la lucha de la supervivencia del día a día. Premiar este tipo de comportamientos y permitirlos incluso en las plataformas de juego online no es beneficioso para nadie, ni para los participantes, ni por supuesto para los organizadores. Sinceramente no sé que piensan Porsche o BMW de estas cosas, o si ni siquiera llegan a conocerlas, pero a uno se le quitan las ganas de seguir cualquier campeonato de este tipo. Y a veces hasta de sentarse al simulador cuando sabemos que en nuestra comunidad local también suceden problemas de esta índole.

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