Tampoco es que yo sea un simracer megatop para andar escribiendo sobre como manejarse en la cumbre, pero quizá de los primeros momentos cuando uno es líder, de los del vértigo y la diarrea en los pantalones si sé algo, o bastante. Algunas veces estoy seguro de saberlo todo para entender poco después que no sé nada en ese momento en que beso el muro.
Como expliqué hace tiempo en otros artículos, en iRacing se ve claramente que coche tiene jerarquía en la asignación de dorsales en base al iRating, y esto dice bastante de las manos, pies y cabeza de alguien con un numero bajo. Cuando yo entré en esto, allá a principio de la década, pocas veces se me pasaba por la cabeza comandar una practica, una clasificación y mucho menos una carrera. Sabía algo de las carreras, aunque no demasiado y no tenia consciencia de cuanto podía mejorar a largo plazo.
La cosa cambió cuando empecé a dedicarle más entreno de calidad al asunto, a hacer las cosas con lógica y a extraer cada pizca de jugo de lo poco que era capaz de hacer. Primero con el ritmo, luego con la constancia y por último con la cabeza. De repente un buen día, y aunque eran sesiones de bajo SOF (de paquetes), empecé a quedar primero con un ritmo aceptable, aunque eso si, seguía cometiendo muchos fallos. Empezaba a estar en la pomada.
Ahí arriba
Es impensable el vértigo que se tiene en ciertos momentos cuando no estas acostumbrado a luchar por posiciones altas. Todo el mundo es mejor que tu, todos tienen una mente fría y calculadora y ruedan como un reloj suizo (no es verdad, pero hay que ponerse en lo peor) y el temor de la posición y la posibilidad de éxito hace que nuestro trabajo en carrera se diluya entre una aplastante montaña de nervios y errores no forzados. Puede que nos ocurra una vez, dos, cien o mil. Cada uno es un mundo en si mismo y como reacciona a la presión; un misterio. Terminé por cagarla en multitud de ocasiones.
Durante este tiempo he intentado trabajar en ello y he sacado unas conclusiones que a mi al menos si me ayudan bastante.
Hemos de tratar de controlar nuestros impulsos, mantenernos fríos y de alguna manera relajados, aunque sin perder la tensión competitiva. Pensar que lo que hagamos depende de nosotros mismos y que gran parte de toda nuestra carrera se hará en solitario sin alterar trazadas o situaciones de combate. Al final hemos de reducirlo a lo que es, una simulación o juego, con su importancia relativa y en nada comparable a cualquier problema de la vida «real». Siempre intento ser positivo antes de una carrera en la que salgo arriba, aunque intento prever posibles situaciones conflictivas para tener estudiado por si se reproduce el caso.
Supongo que poco de lo que escriba es trasladable a eventos individuales y que lo mejor para acostumbrarse a este tipo de situaciones es vivirlas cada vez con mayor frecuencia, haciendo de los extraordinario algo usual y conquistando los nervios a base de familiaridad con el liderato. Por algo dicen aquello de es mucho más fácil llegar que mantenerse.
Muy buen artículo Gonzalo, me identifico con los nervios que provocan errores absurdos como cuentas, jejeje!!!