El ascenso y caída de Project CARS resume como pocos una década de promesas, éxitos y decisiones arriesgadas. La saga de Project CARS nació con la energía del crowdfunding y el apoyo masivo de su comunidad, alcanzó la madurez técnica con su segunda entrega y, sin embargo, acabó detenida en boxes tras un giro de diseño que la alejó del público más exigente.
Del WMD al estrellato
La plataforma World of Mass Development (WMD) permitió a los jugadores financiar y probar el proyecto desde su gestación. Aquella apuesta fue rompedora: aportaba transparencia, velocidad de iteración y una hoja de ruta ambiciosa. El primer Project CARS llegó con un mensaje claro: simulación accesible, multijugador potente y un garaje de ensueño. La base estaba ahí y el potencial, también.
El salto verdadero fue Project CARS 2. Su meteorología dinámica, el avance de la superficie con rubbering y el ciclo día-noche elevaron el listón. Clubes y ligas lo adoptaron con entusiasmo. No era perfecto, pero ofrecía una mezcla rara y adictiva de tecnología, contenido y ambición que colocó a la saga en la parrilla de honor. Para quien quiera un repaso general de la serie, la entrada de Project CARS en Wikipedia es un buen punto de partida.
El giro que lo cambió todo
Con Project CARS 3, el equipo tomó una decisión arriesgada. Se priorizó el progreso por niveles y la accesibilidad, se simplificó la gestión estratégica y se redujo el peso de elementos como paradas, desgaste y combustible. Aquello acercó el juego a la etiqueta simcade. La intención era clara: ampliar la audiencia. Sin embargo, buena parte de los fieles sintió que la identidad de la saga quedaba en entredicho. Mientras tanto, la licencia original y parte de los contenidos de PCARS y PCARS 2 se vieron afectados por caducidades de licencias, con retiradas de tiendas digitales que tampoco ayudaron a su legado.
Show me the money
El contexto empresarial terminó por poner el último sello. Slightly Mad Studios pasó a Codemasters y, más tarde, esta a EA. La prioridad cambió. En 2022, la nueva matriz cerró el proyecto siguiente y dio por concluida la serie. Cuando mandan las hojas de cálculo, el ruido del motor se oye menos. Por lo tanto, el horizonte se llenó de alternativas para los usuarios, desde propuestas hardcore hasta títulos más accesibles como los de la casa de EA.
Moraleja
La fórmula funcionó cuando la visión técnica y la promesa a la comunidad fueron coherentes. Además, la gestión de licencias y la estabilidad del producto son vitales en un ecosistema fragmentado. El giro de diseño puede abrir puertas, pero si desdibuja la esencia, el coste reputacional es alto. En definitiva, el ascenso y caída de Project CARS es una lección para todos: conviene escuchar a los pilotos, cuidar la base y evitar cambios bruscos que desalineen expectativas. ¿Renacerá algún día la franquicia? No tiene pinta…